París, la ciudad de la luz y el amor, se prepara para vivir una vez más la magia de los Juegos Olímpicos. La capital francesa es la sede de la XXXIII Olimpiada en 2024, pero esta no será la primera vez que la llama olímpica brille en sus calles, tampoco la segunda. A lo largo de la historia, París ha tenido el honor de albergar las olimpiadas en tres ocasiones, cada una de ellas marcada por momentos históricos y deportivos inolvidables.
París 1900 y el deporte femenino
La primera vez que París se convirtió en ciudad olímpica fue en 1900, coincidiendo con la Exposición Universal. Aquella cita, la segunda edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna, estuvo marcada por la participación de 997 atletas de 24 países, un número considerable para la época. Fueron las primeras olimpiadas donde compitieron mujeres, aunque en un número muy desigual en comparación a los atletas masculinos, únicamente 22 participantes.
De todas ellas, la tenista inglesa Charlotte Cooper, cinco veces ganadora en Wimbledon, pasó a la historia por ser la primera campeona olímpica en una competición individual. Las mujeres solo compitieron en dos pruebas individuales: el tenis y el golf. El resto de disciplinas donde pudieron competir fueron pruebas mixtas como el croquet o la vela.
Pierre de Coubertin, el gran impulsor de los Juegos Olímpicos Modernos, se opuso rotundamente a dejar competir a las mujeres y casi tres décadas más tarde aún decía que «me sigo oponiendo. Es contra mi voluntad que han sido admitidas en un número cada vez mayor de pruebas». Afortunadamente, la historia pasó por encima de Coubertin y el número de deportistas olímpicas, así como su impacto en el mundo del deporte, siguió creciendo sin cesar hasta nuestros días.
Hoy en día, estamos acostumbrados a que los JJOO se celebren durante un mes muy intenso repleto de competiciones. Este no fue el caso de París 1900, donde la celebración de los eventos deportivos se alargó más de seis meses, entre mayo y octubre.
A pesar de algunos contratiempos organizativos, como la falta de coordinación entre los diferentes comités deportivos y la desorganización de algunas competiciones, los Juegos Olímpicos de 1900 fueron un éxito rotundo. La cita consolidó el evento como una de las citas deportivas más importantes del mundo y sentó las bases para el desarrollo del olimpismo moderno.
París 1924 y la ceremonia de apertura
Tras la Primera Guerra Mundial, París fue elegida nuevamente como sede de los Juegos Olímpicos en 1924. Esta edición, la VII Olimpiada, estuvo marcada por un fuerte simbolismo de paz y unidad, con la participación de 3.089 atletas de 44 países. La desigualdad en la participación de hombres y mujeres seguía siendo abrumadora. 24 años después de las primeras competiciones olímpicas femeninas, en París 1924 participaron 136 mujeres.
En esta ocasión, se introdujeron importantes cambios en el protocolo, buscando solemnizar la cita y dotarla de un mayor significado. Por primera vez se celebró la ceremonia de apertura, donde se encendió por primera vez la llama olímpica tal y como la conocemos hoy en día. La llama, símbolo de paz y unidad, fue encendida en la cima de la Torre Eiffel y transportada por relevos de corredores hasta el Stade de France, donde se inauguró oficialmente el evento.
También se introdujeron por primera vez las aldeas olímpicas, donde se alojaban los atletas. Estas instalaciones, ubicadas en el barrio de Colombes, tenían como objetivo crear un ambiente de comunidad y fraternidad entre los deportistas de todo el mundo.
Por primera vez, en el marco de las olimpiadas se realizó una semana de deportes de invierno en un evento que años más tarde quedaría bautizado como los primeros Juegos Olímpicos de Invierno.
Los Juegos Olímpicos de 1924 fueron un gran éxito deportivo, con la participación de figuras legendarias como el finlandés Paavo Nurmi, apodado el «el finlandés volador», que ya había destacado en los juegos de Amberes 1920, ganó otras dos medallas de oro en atletismo en las disciplinas de 1500 y 5000 metros, y la nadadora estadounidense Ethelda Bleibtrey, que batió tres récords mundiales en las pruebas de natación.
París 2024: un compromiso con la sostenibilidad
Un siglo después de su última edición, París vive una nueva experiencia olímpica en 2024. La XXXIII Olimpiada promete ser un evento histórico, con la participación de miles de atletas de todo el mundo compitiendo en 306 eventos de 33 deportes.
Bajo el lema «París 2024: Juegos abiertos a todos», la organización se ha propuesto celebrar unos juegos inclusivos, sostenibles y accesibles para todos. La ciudad se ha transformado para acoger las competiciones, con la reutilización de infraestructuras existentes y la creación de nuevos espacios deportivos emblemáticos.
En esta edición se dará especial importancia a la sostenibilidad, con el objetivo de organizar unos juegos «carbono neutro». Se utilizarán energías renovables, se reducirán al máximo los residuos y se fomentará el uso del transporte público. Además, se prestará especial atención a la accesibilidad, con la creación de instalaciones y servicios adaptados para personas con discapacidad.
Los Juegos Olímpicos de París 2024 serán una oportunidad única para que la ciudad muestre al mundo su dinamismo, su cultura y su compromiso con el futuro. La llama olímpica volverá a brillar en la Ciudad de la Luz, iluminando un camino hacia un futuro más sostenible, inclusivo y solidario.
Más allá de la competición, los Juegos Olímpicos también serán una fiesta cultural sin precedentes. Se organizarán eventos paralelos en toda la ciudad, con música, danza, teatro y exposiciones. Será una oportunidad única para descubrir la rica cultura francesa y para disfrutar de un ambiente festivo y multicultural.
Sin duda, París 2024 será un evento histórico que quedará grabado en la memoria de todos los que tengan la suerte de presenciarlo. Un viaje a través del tiempo, desde la Grecia antigua hasta nuestros días, pasando por la pasión y el espíritu deportivo que une a personas de todo el mundo.