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4 calas de la Costa Brava que encantarán a toda la familia

La Costa Brava, con su sinfín de calas escondidas entre acantilados y bosques de pinos, es un auténtico paraíso para los amantes del mar. Sus aguas cristalinas, sus playas de arena fina y sus pintorescos pueblos pesqueros la convierten en un destino ideal para disfrutar de unas vacaciones inolvidables en familia. Pero con tanta belleza natural, ¿por dónde empezar? Te proponemos un recorrido por cuatro de las calas más espectaculares de la Costa Brava, perfectas para pasar un día de playa con los más pequeños.

Las calas catalanas de la Costa Brava, auténticas joyas escondidas, te ofrecen la oportunidad de conectar con la naturaleza y disfrutar de momentos únicos en familia. Desde pequeñas calas resguardadas del viento hasta extensas playas perfectas para practicar deportes acuáticos. La Costa Brava tiene algo para todos los gustos.

Pero, ¿qué hace que estas calas sean tan especiales? Además de su belleza natural, la cercanía a pueblos con encanto las hacen aún más atractivas para las familias. Si no quieres ir cargado con tu propia comida casera, en algunas calas encontrarás restaurantes donde comer y pasar un día espectacular.

Begur: Cala Aiguablava

Situada en el municipio de Begur, se encuentra Cala Aiguablava, una pequeña cala de aguas turquesas y arena blanca. Su nombre, que significa «agua azul» en catalán, describe a la perfección el color de sus aguas. Rodeada de pinos y acantilados, esta cala es perfecta para relajarse y disfrutar del paisaje.

Tiene unos 80 metros de longitud. Es muy recomendable llegar temprano por la mañana para encontrar un sitio. Como aspecto negativo, hay una zona de alquiler de sombrillas reduciendo el espacio público. Es un problema para una cala que ya es de pequeñas dimensiones.

Al ser una cala más pequeña, Cala Aiguablava es ideal para aquellos que buscan un contacto más íntimo con la naturaleza. Tiene zona de aparcamiento, algún pequeño bar con terraza y restaurante.

Las aguas cristalinas de Cala Aiguablava son perfectas para practicar snorkel y buceo, y descubrir la rica vida marina que habita en este rincón de la Costa Brava.

Tossa de Mar: Cala Pola

En el municipio de Tossa de Mar encontramos Cala Pola, una cala de arena dorada y aguas tranquilas. Está un poco apartada del pueblo, a unos 4 kilómetros del centro. Aunque el acceso no es complicado. Puedes llegar por un sendero que atraviesa el bosque de pinos. El camino es precioso y las vistas son espectaculares.

Una cala ideal para hacer una pequeña ruta que acabe en chapuzón. Cala Pola está a los pies de un camping cercano, lo que la convierte en un lugar muy concurrido en temporada alta. Sin embargo, si puedes acercarte a principios o final de verano es fantástica. Deberás llevar todo lo necesario contigo, puesto que no hay servicios cercanos.

Como curiosidad, uno de los laterales de la cala es una pared de roca donde se realizar vías fáciles de escalada deportiva.

Palamós: Cala S’Alguer

Cala S’Alguer es una pequeña cala de aguas cristalinas y rocas que se adentran en el mar. Situada en Palamós es una de las calas más fotogénicas que puedas encontrar en la Costa Brava. Las casas de pescadores que bordean la cala le confieren un aire marinero y tradicional. Es como retroceder en el tiempo y sumergirte en la vida de un antiguo pueblo pesquero.

Puedes llegar andando muy fácilmente desde Palamós. Ten en cuenta que no es una playa de arena, sino de rocas. Pero el enclave es espectacular para bañarse. La ventaja de su cercanía a Palamós es que puedes hacer un dos por uno. Pasar el día en Cala Fosca, por ejemplo, y acercarte en algún momento a probar las aguas de S’Alguer.

Otra opción es alquiler un kayak en Palamós y acercarte a visitar la cala palando desde el mar. ¡Una experiencia brutal!

Blanes: Cala Sant Francesc

Situada a tan solo 2 kilómetros del centro de Blanes, Cala Sant Francesc es una cala de tamaño medio, perfecta para familias y aquellos que buscan un ambiente tranquilo y acogedor. Rodeada de pinos, esta cala ofrece un entorno natural privilegiado y un restaurante en la misma cala.

El nombre original era Cala Bona, pero tras la construcción de la ermita de Sant Francesc en 1681, cambió su nombre al actual. Se puede llegar tanto a pie desde el Jardín Botánico Marimurtra o el Castillo de Sant Joan, como en coche gracias a su aparcamiento cercano.

Aunque es una cala más grande en pleno verano está muy concurrida. Llega temprano si quieres aparcar con facilidad y encontrar un buen sitio. No te olvides las gafas de snorkel.

Los tesoros de la Costa Brava

La Costa Brava es un tesoro escondido que ofrece a las familias una gran variedad de calas y playas para pasar un día inolvidable. Desde pequeñas calas resguardadas del viento hasta extensas playas perfectas para practicar deportes acuáticos, encontrarás el lugar ideal para pasar un día de playa con los más pequeños.

Sus calas te enamorarán con su belleza natural, sus aguas cristalinas y su ambiente relajado. ¡Prepara tu toalla, tu bañador y tu cámara de fotos y prepárate para vivir un día de playa espectacular!

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